Cada mañana con la sonrisa del deber cumplido , el día anterior...
En las flores caídas del paraíso añejo , del pozo verdoso del aljibe...
Buscando en las estrellas dormidas , la jactancia de haberlas contado
una por una , balbuceando tu nombre ...
Llevando ramas que se prendieron a mi ropa de los árboles secos , que encontré
podados al azar .
Los niños , los perros afónicos de ladridos turbados.
Las palomas escribiendo con sus alas , en las calles dormidas.
Renacer para estilizar la entrada en el comedor de mi esencia ,
que siempre espera tu trajinar con la mirada bicolor.
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