Saturada la tarde en nubes profanas ,
perdía el candor arrullados en magnolias.
Se sentía el calor de la tormenta ,
en cada prisión aventajada de sus fueros....
Lamían los perros sus huesos secos y
los aromos perdían sus hojas amarillas.
Sólo el candil de tu morada permanecía encendido ,
desde aquél momento fatídico ,donde decidiste perder ,
antes de dejarte ganar por el tiempo.