sábado, 14 de enero de 2012

Aquella tarde lluviosa.

Lloviznaba en tu oscuro balcón...
y entre las sombras creí ver tu rostro.
Ese rostro perseguido,maltratado,aceitunado.
Alguna vez sonrió?me pregunté y no logré
contestarme la pregunta...
Siempre trabajando,habían pasado tus días
como una ráfaga desmarañada sin poder sacarte una
sonrisa,una algarabía....
Volví a mirar acercándome hacia la derecha,
ya no estabas...tal vez mi imaginación
extrañaba esa frente pensativa y
cargada de pensamientos funestos.

1 comentario:

  1. A veces "culpamos" a la lluvia de traer ciertas tristezas, pero la verdad es que la lluvia exterior tiene su correlato con las tempestades interiores que son las que nos hacen ver determinados fantasmas. Solemos llamarle nostalgia, pero en realidad son penas no asumidas que afloran cuando los vacíos calan hondo.
    Hay un remedio: Se llama alegria y viene en fraquito pequeño, monodosis, y se recomienda tomarla al acostarse.

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